Celebran hoy el Día del Voceador
Por Laura Elena Aguayo, La Voz de la Frontera|20 de Abril

Un voceador no fue siempre llamado así, tal y como se describe a un vocero de las noticias impresas de los diarios o periódicos, pues su oficio conlleva una historia más compleja de lo que se pueda narrar en un par de párrafos, ya que como todos aquellas personas que buscan la dignidad en su forma de vivir, ellos lograron su respeto y lugar en los medios de comunicación, así como en las calles gracias a su organización y reconocimiento.

Historia

La historia no detalla precisamente cómo fue que se dio este nombre a quienes venden el medio impreso, pero fuertes referentes en México coinciden con que todo inició en 1875, cuando un comerciante de nombre Trinidad Martínez, quien a su mando tenía un grupo de jovencitos que vendían periódicos, inició un sistema de distribución, en el cual para llamar la atención de los lectores, disponía los vendedores en las esquinas para que gritaran el encabezado de la nota principal, de ahí el nombre de voceadores.

Pero antes de esto, se les hacía llamar papeleros, que viene del nombre al que se le tenía al diario, pues en sus primeros años de distribución en México, la gente coloquialmente les llamaba papeles, siendo los papeleros quienes se los vendían en cada cuadra de la Ciudad de México o de las comunidades en el resto del país.

Su importancia en la historia es tal, que durante la época del Porfiriato eran utilizados para difundir entre la población las noticias que el presidente, Porfirio Díaz deseaba promover y de esta misma forma las que deseaba borrar de la agenda mediática.

Su creciente gremio necesitaba de una organización y fue por esto que el 15 de enero de 1923, en el salón de sesiones del Sindicato de Redactores y Empleados de Prensa, voceadores y expendedores se agruparon formando la Unión de Expendedores, Voceadores y Repartidores de Prensa del Distrito Federal que formó parte de la Confederación Regional Obrera Mexicana, actualmente se define como la Unión de Expendedores y Voceadores de los Periódicos de México.

Fue el presidente de la República, Adolfo Ruiz Cortínez (1952-1958), quien en reconocimiento a su labor e importancia en el acontecer diario de México, instauró el 20 de abril de 1953 como el primer año en celebrar el Día del Voceador.

Un ejemplo de vida como voceadora

Clara Galeana Arenas nació en San Blas, Nayarit, el 6 de marzo de 1955, migró a esta ciudad acompañando a su ex pareja en búsqueda de una vida mejor, pero sus caminos fueron distintos, sin dejar con esto que él ánimo y las ganas de salir adelante le impidieran ser feliz.

La vida llevó a esforzarse por sus seres queridos, es decir nueve hijos por quienes velar, viendo desde hace once años la oportunidad de poder trabajar y hacer una de las cosas que mejor sabe, tener amigos y demostrar a los demás lo sencillo que es apreciar los regalos que la vida da, llegando a esta empresa: LA VOZ DE LA FRONTERA, LA VOZ de los cachanillas.

Con un claxon de fondo, doña Clarita saluda a los conductores que le muestran una sonrisa, policías federales, estatales, maestros, amas de casa, maestros de la obra, soldadores, comerciantes, obreros, de todo sin distingos, pues como dice ella "a mí me caen muy bien todos y me gusta que se pongan felices".

"Todos mi clientes son muy buenos, pues de la birriería Los Amigos de Jalisco me traen diario mi champurrado y mi pan. El día de mi cumpleaños se acuerdan y me traen regalos, pero sobre todo, me felicitan diciéndome que le eche ganas, pero también les digo que debo de dar gracias a Dios y luego a ellos por comprar el periódico", narró al señalar que para su fortuna ha logrado vender un número mayor de diarios desde que pasó la Semana Santa.

A diario se despierta poco antes de las 04:00 horas, para tomarse sus pastillas, cambiarse y prepararse para caminar unas calles e instalarse en bulevar Adolfo López Mateos y Castellón, junto a un cruce donde pasa el tren.

"Yo me mantengo sola, pues al ser madre soltera lo he aprendido, pero gracias a Dios saqué adelante a mis hijos, pues antes trabajaba en casas y terminando vendía el periódico, pero ya no, pues era muy cansado. Pero mis clientes son muy fieles, pues antes vendía por el Centenario y después de siete años me cambié a este lugar donde tengo cuatro años, a donde todos mis lectores como les digo, me han seguido", recordó con una sonrisa en el rostro.

Casi 100 números son los que ha logrado vender en un día bueno, pero en promedio son 85 los vende a diario, lo cual es bastante, ya que inició con 15 periódicos, a esto le suma las propinas que le dejan muchas personas, lo cual evidentemente se gana con su carisma y buen trato con los clientes fieles de esta empresa, pues Doña Clarita es un ejemplo de que el trabajo es una fortuna al tenerlo y con una buena actitud, esto mejorará sin duda.

"Todos los días le compro un periódico, hasta los sábados y domingos, ella es una persona muy alegre y amena, pero sobre todo muy activa, que da energía y ánimos en la mañana y a uno a echarle más ganas", fue lo que expresó Rigoberto Rivas Castillo, quien tiene un negocio cerca de la colonia Hidalgo desde hace ocho años, pero conociendo a Doña Clarita cuatro de éstos.

En su jornada diaria, a las 05:00 horas está lista para preparar sus ediciones y venderlas a quienes se las piden, ya sea que ella corra a los automóviles o bien que los autos se acerquen a su sitio. Pero todos sin fallar, le entregan un cariñoso saludo y le preguntan sobre su bienestar, tomando con esto un cariño de amigos y hasta maternal con los pequeños que conoce y que son hijos de sus clientes, pues a sus 60 años, la vida es un manjar que se debe de disfrutar con la mejor actitud, dice ella.

Su bondad es otra de las cualidades que tiene, ya que se preocupa por por todos y todo, como los pichones que alimenta a diario y son sus compañeros, así como un pequeño árbol que adoptó para tener una sombra que fue quitada tras tirar los fuertes vientos una pequeña copa de árbol.

Un día en la vida del voceador

Para poder lograr comprender la voluntad que conlleva despertar antes que todos los demás en la ciudad, una servidora por un día sintió lo que es ser un voceador, lo cual he de reconocer es una de las mejores experiencias que se pueden tener, pues es en este eslabón de la empresa que se conoce la percepción que tiene la comunidad sobre LA VOZ, lo cual es un sinónimo de familiaridad, ya que los voceadores se han encargado de lograr esto con los lectores que confían en la calidad de las noticias por quien se las entrega diariamente en la mano.

Con la cara llena de sueño y dificultad para poder levantarme, a las 05:00 horas me dispuse a realizar toda mi rutina de aseo personal y desayuno, llegando a las 06:00 horas al cruce de venta de doña Clarita, donde una sonrisa enorme y una abrazo fue lo primero que recibí.

Con chaleco de la empresa y la gorra que portaba su nombre, los conductores observaban de forma extraña mi persona, pues acostumbrados a doña Clarita volteaban la mirada, pero poco a poco ella en la mejor disposición me fue presentado a cada uno de ellos tal y como si fueran de su familia.

En sus relatos, las experiencias buenas le ganaron a las tragedias, siendo una la que pudo ver en un accidente de tránsito de dos automóviles en el que en uno, una pareja falleció y el responsable vivió.

Y aunque al principio la falta de pericia impedía mi rapidez, doña Clara me demostró que la edad no era un impedimento para ser eficiente, tomando en pocos minutos la pose de muestra con la portada del diario y corriendo entre los autos para poder hacer llegar este diario a los hogares y centros de trabajo de todo Mexicali.

Algunas personas se paraban a saludar, otras a comprar un periódico, pero todas a desearle un excelente día, lo cual es un aliciente para esta casa editorial, conociendo de primera mano lo que los lectores perciben, un rostro humano y una empresa que tiene en sus filas a los mejores seres humanos que luchan por ser mejores en lo que hacen cada día y así poder ganarse la vida dignamente.