Ejido Querétaro
Por Laura Elena Aguayo, La Voz de la Frontera|29 de Junio

Mexicali, Baja California.- Llegando así al final de los caminos por la carretera a San Luis Río Colorado, Sonora, girando por debajo de un puente se llega a una comunidad que, según la versión de sus residentes, siempre ha estado en paz: el Ejido Querétaro.

Con poco más de 2 mil 100 residentes, como cualquier otro ejido, su fundación se debió a la entrega de predios tras el inolvidable evento del Asalto a las Tierras, donde familias de otros Estados encontraron en este sitio la oportunidad de crecer y poder encontrar una forma digna de vivir trabajando la tierra.

Sin embargo, esta paz se vio opacada y la comunidad jamás volverá a ser la misma, ya que desde el trágico evento que se vivió en el asilo de ancianos "Hermoso Atardecer" se enmudecieron las calles, las cuales nunca se vieron tan llenas de periodistas de todos los medios nacionales e internacionales.

Un incendio en este sitio que dejó un saldo de 17 adultos mayores sin vida fue lo que ocasionó este luto a nivel nacional, uniendo así a toda una comunidad que tristemente solo puede ver los escombros calcinados de un sitio de descanso para los abuelitos que ya no volverán a sentir el calor del valle en sus rostros.

Rosalía Amador Leal, residente del ejido, ve con tristeza cómo este evento ha lastimado no solo al valle de Mexicali, sino al Estado, movilizando a centenares de personas a rezar en una misa por las almas de las víctimas donde el obispo de Mexicali, José Isidro Guerrero, se unió a la ola de apoyo que ha nacido entre la sociedad.

"Si este incendio se provocó, quien lo hizo no tiene nada de sentimientos. Además es terrible que las personas no se hagan cargo de sus familiares y que los dejen sin ayuda, pues la mayoría de las personas ahí no tenían familia", expresó.

Jaime Quintero Ledesma padre de tres hijos, es un ejemplo del esfuerzo, lleva 30 años residiendo en el ejido y ha logrado levantar su negocio familiar desde hace 15 años, quien recuerda que cuando llegó apenas y se contaba con quince familias quienes disfrutaban de terrenos con una superficie de una hectárea, lo cual ya no se ve, pues cuenta con un gran número de residentes que no dejan espacio a los predios baldíos.

"Es un ejido muy tranquilo, se vive en paz y bien, pues somos gente de trabajo que no se mete con nadie. En nuestro caso, somos una familia muy trabajadora que siempre estamos luchando".

Pero esto se vio opacado hace días, pues dice contar con el sentimiento presente de la dolorosa pérdida de vidas humanas en este incendio.

"Yo acostumbro a salir en las mañanas temprano a caminar en mi casa por la inseguridad que se tiene en las calles, faltando un minuto para las 4:00 horas vi un incendio y pensé que era paja de trigo por estar retirado de mi hogar. Pero al ratito escuché gritos y pensé que estaban algunas personas vacilando, pero empezó a llegar el primer camión de los bomberos. Termine de caminar y fui a ver qué estaba pasando, solo se miraban vehículos de emergencia sin nadie de los vecinos ahí, yo era el único".

Lector de toda una vida de LA VOZ DE LA FRONTERA, manifestó su interés porque la población se una a las actividades de colecta de alimentos, pues dijo que es necesario no dejar en el olvido a los ancianos en situación vulnerable, no solo por este acontecimiento, sino porque son un tesoro de vida que cuidar.

Por esto, para poder brindar ayuda al asilo "Doctor Canseco" del ejido Janitzio, donde se encuentran los abuelos sobrevivientes del incendio, se mantiene abierto un centro de acopio en la delegación Hechicera.

"Yo iba de visita al asilo, pues en ocasiones la licenciada encargada batallaba para los gastos cuando fallecía un ancianito y me daba por ayudarle para darles sepultura. Al conocer esto nos dolió mucho".

Aún el fin de semana pasado con militares resguardando el área y fotografiando a quienes pasaban por la escena del siniestro, el ambiente era tenso, sumado a la presencia policíaca y los reporteros de medios nacionales que aún deambulaban en la zona rescatando información para replicar el trágico accidente en sus letras.

Con dolor, esta edición del valle se vio enfocada en la pérdida de los 17 adultos mayores, que por la falta de cuidados de sus hijos y familiares terminaron siendo atendidos por personas ajenas a una vida de trabajo, lo cual motiva a repensar en el respeto que se le da a este grupo de personas, quienes solo merecen pasar sus últimos días en paz.