Mexicali, Baja California.- El espíritu emprendedor, la voluntad férrea de lograr la subsistencia en forma honrada, digna y decorosa, el esfuerzo intenso y armónico de una comunidad manifestado en un ambiente laboral, alegre y entusiasta, incluyendo una que otra pincelada de concordia y sencillez, entre otros, son los elementos que un talentoso pintor está considerando para retratar la esencia de una de las colonias populares más productivas y conocidas de Mexicali: Solidaridad Virreyes.
Enclavada en el extremo suroeste de la capital bajacaliforniana, puerta rica y amplia para adentrarse en los polígonos suburbanos de la colonia Progreso -donde la Santa Isabel, seguida de la Santo Niño de Atocha y su ampliación son las monarcas--, la colonia o fraccionamiento Virreyes tiene su origen en una de las motivaciones más elevadas del ser humano: vivir bien en comunidad, en forma libre y espontánea, creando para ello un sistema económico dependiente solo de su voluntad y de su gusto por contribuir a la construcción de una mejor sociedad.
Todo ello estando apegados a la necesaria fuerza laboral que los dinamiza y dignifica.
A través de los tiempos la humanidad ha conocido la existencia de creadores artísticos con talento verdaderamente asombroso y magistral, capaces de comprender la época y las circunstancias de un lugar y un tiempo determinados, de forma que lo sintetizaron para comunicarlo a las futuras generaciones, facilitándoles tener una idea precisa de la historia concreta, pero también de aquella que se proyecta por medio del espíritu.
Ignoramos qué colores, qué técnica y que logística podrá utilizar Luis Ernesto Delgadillo, pero ya sea al óleo sobre un lienzo o quizás plasmada en un mural, esperamos que en un tiempo Mexicali cuente con la representación pictórica de esta colonia en la que se transpira trabajo y convivencia y seguramente las impresiones y las emociones y hasta los olores tendrán cabida propia en sus geniales pinceladas.
Delgadillo, conocido artista plástico que quizá por coincidencia o emulando a Da Vinci se ha formado en forma autodidacta, pero no por ello desconoce las profundidades y las habilidades técnicas de la creación y la realización pictórica, tiene su estudio a la vista en el centro comercial Virreyes.
Se dedica a pintar por pedido, escuchando y observando a sus clientes no sólo para grabarse y comprender sus expresiones, sino esencialmente sus emociones para plasmarlas tal cual y que así sean percibidas por quienes miren su obra.
Se trata, dijo, que la idea expresada en una realidad concreta se proyecte y sea comprendida con la mayor precisión y objetividad posibles.
Aunque puede hacer reproducciones de cualquier pintura, desde las clásicas hasta las contemporáneas, desde las realistas hasta las impresionistas y las abstractas, este pintor prefiere la corriente hiper realista.
A través de ese estilo pretende retratar la realidad concreta combinada con la abstracta, para que el observador tenga la mejor comprensión posible de las cosas, de ser posible de calidad holística, donde se encuentren integradas en las acciones, las actitudes y las emociones.
Una pintura, una historia con sentimientos y escenas
Hemos comenzado la presente nota considerando los comentarios informales y declaraciones que, en entrevista ex profeso, le hicimos a Delgadillo. Fue él precisamente quien nos dio la pauta para la descripción del panorama material y humano que se desenvuelve en la zona de los Virreyes, que comprende propiamente el centro comercial, el fraccionamiento Solidaridad Virreyes y parte de Granjas Virreyes.
Por otra parte, en uno de los locales del gran centro de venta de muebles, unos fabricados en Mexicali -en carpinterías y fábricas dentro de este polígono- y otros importados, entrevistamos a Alberto Razo, propietario de Segunda Razo.
Como fundador del centro comercial recuerda que hace aproximadamente unos 40 años un grupo de "segunderos" de Mexicali se pusieron de acuerdo y se cooperaron para establecer un mercado en el que se pudiese concentrar el mayor número de sus clientes.
Fue así como primero rentaron y después compraron una parcela en Granjas Virreyes y se establecieron y desde entonces han vivido de su trabajo, como todo en la vida, a veces con abundancia porque las condiciones del mercado así lo permitían, pero a veces conviviendo con los gatos flacos.
Las familias Martínez, los Orozco y muchos otros han dedicado su vida a ofrecer muebles baratos a los mexicalense a través de este centro comercial cuya fama ha trascendido las fronteras, ya que incluso cosas que traen de Estados Unidos, ellos llegan a venderlas más baratas de lo que se ofertan allá.
Al igual que otros miembros del organismo de la sociedad civil en el que se encuentran integrados, coincide en que allí si bien no se descarta el vandalismo, éste es más acentuado en las inmediaciones de la zona habitacional, donde viven muchos de los empleados y algunos de los dueños de los locales.
Un diamante
Emblemático del esfuerzo y de la importancia de los resultados en el trabajo, en una de las esquinas se encuentra una de las mueblerías más famosas, estables y con ofertas sensibles de Mexicali, cuyo nombre ostenta las letras con las que se escribe "Diamante".
José Ignacio Gil tiene 16 años de gerente allí, mientras que como asesor publicitario la familia Salcedo Valenzuela --propietaria del negocio-cuenta con la sabiduría y el entusiasmo del licenciado Ricardo Carrillo, uno de los más prestigiados publicistas en la capital bajacaliforniana, que además cuenta con el título de Licenciado en Derecho y ha sido catedrático universitario.
La mueblería descuella en toda la zona por el tamaño del edificio, el debido acomodo de su mercancía -entre la que se destacan mullidísimos sillones de descanso- y una excelente refrigeración. Además venden muy barato.
Continuará...
Al margen de la inseguridad, un tema que ya es lugar común en todo Mexicali -aunque dicen que aquí no es grave--, Gil recuerda que comenzó a trabajar en Los Virreyes hace más de 25 años, cuando "había puros pinos salados a la orilla de la calle.
Aunque a primera vista no se advierte conflicto alguno, José Ignacio lamenta esencialmente dos cosas: Una, que la colonia no cuenta con la infraestructura urbana adecuada, como pavimento en algunas calles y lámparas públicas, considerando que entre los vecinos no se ha captado una real voluntad de organizarse para pedir apoyos de mejoramiento inmobiliario, fiscal, urbano y de imagen y dos, que ahora el centro comercial transita por una época difícil debido al bloqueo que por construcción de la zona del bulevar Lázaro Cárdenas tienen las autoridades, impidiendo el flujo normal de la clientela.
El licenciado Carrillo, beneficiario y pionero de los mejores tiempos económicos en materia de publicidad, ya que incluso llegó a trabajar como publicista en el diario de mayor circulación, es decir éste, LA VOZ DE LA FRONTERA.
A este periódico el gerente de la mueblería diamantina le reconoce la labor en pro de las colonias, a cuyos representantes les pidió que esto se diera a conocer públicamente, agradeciendo que, con independencia de las necesarias notas negativas derivadas de la problemática social, un medio se preocupe por difundir la descripción y la percepción del espíritu de las colonias mexicalenses.
El licenciado Carrillo recalca que este establecimiento especializado es quizá la única mueblería de origen local que existe en la ciudad.
Refrigeración
En una esquina, en un local especializado en la compra venta de aparatos de refrigeración, se encuentra ante una laptop el joven Raúl Argandoña, hijo de Raúl Argandoña y nieto de Alfonso Ruiz, quien fue el fundador del negocio, señalando que aunque no sabe mucho del origen de la colonia, lo cierto es que "esta hilera de locales chiquitos" se la rifaron entre los socios del centro comercial y su papá se la sacó.
No podemos dejar, por otra parte, de mencionar que a espaldas del centro comercial, pero en la misma colonia, se encuentra una especie de pueblo del viejo oeste que hace las veces de museo, donde se exhiben antigüedades encontradas en diversos puntos de Baja California.
Empero, el centro de atracción por excelencia no son las añejas estufas de petróleo, ni las máquinas de coser Singer con pedal, sino el menudo que en su restaurante ofrece el ingeniero Ezequiel "El Flaco" Benítez.
Famoso el lugar por su sazón, hay que hacer turno o "cola" para entrar.
Allí él personalmente atiende a muchos de sus clientes.
Benítez, ingeniero agrónomo, ha sido trabajador intenso en la contribución para el progreso agrícola de Mexicali.
Delgadillo
Aunque dice que "no estudió" en la formalidad académica, sino que su formación como artista y técnico en las habilidades de la interpretación, creación, elaboración y ejecución pictórica, Luis Ernesto Delgadillo no puede ocultar la calidad de su cultura.
La sencillez, precisión y proyección de sus palabras lo retratan como un estudioso y un práctico total en el universo de la pintura, pues en la entrevista mencionó conceptos, autores, estilos, corrientes, épocas y otras cosas todas muy relacionadas con la obra pictórica universal que prácticamente sólo son accesibles en la academia.
Dadas las limitaciones de espacio y tiempo lamentamos no transcribir sus palabras y la actitud sicológica de su proyección, porque se advierte un hombre culto y talentoso.
La mayor parte del tiempo y con el calor que hace, se dedica a pintar en su estudio a la vista, donde retrata y pinta personas y cosas logrando proyectar emociones y pensamientos de valor altísimo, practicando lo que en la teoría de este arte se llama "hiper realismo".
Baste decir que nos describió cómo representaría a la comunidad del centro comercial Virreyes y del correspondiente fraccionamiento.
Y que el hiper realismo tiene que ver con captar primero y proyectar también por medio del arte y las técnicas pictóricas, no sólo aquello que se puede ver, sino sentir y de ser posible hasta oler, ofreciendo con ello un testimonio lo más fiel posible, material y abstracto, de circunstancias humanas específicas.
Presenta una foto de un cuadro que pintó:
"Esta niña me pidió que la pintara caminando al lado de Jesucristo. Simplemente".