Ejido Jalapa Una comunidad fundada a base de esfuerzo
Por Laura Elena Aguayo, La Voz de la Frontera|7 de Diciembre

Mexicali, Baja California.- A 78 años de la fundación del ejido Jalapa sus residentes recuerdan el esfuerzo que sus abuelos y padres realizaron para lograr heredarles tierras fértiles que han dado pie al desarrollo de esta comunidad, dejando en el camino a personas que les apasiona recopilar en papel, fotografías o simplemente en los recuerdos la historia como es el caso del maestro Rogelio Gámez.

Con la misión de poder ofrecer a las nuevas generaciones una perspectiva del sacrificio y trabajo que significó contar con los servicios que se tienen en el ejido, se ha designado la responsabilidad de escribir la historia tal y como los pioneros le han hecho saber.

Relato de una fundación

"Durante el movimiento agrario del valle de Mexicali, el cual llegó a su meta con el hecho histórico del 27 enero de 1937, fecha conocida por el Asalto a las Tierras del amplio grupo de solicitantes de tierra Sesbania, se integraron los ejidos Cuernavaca, Islas Agrarias, Sinaloa, Tamaulipas, Jalisco, Chihuahua. Según datos verbales recabados con personas pioneras de este sitio, el 9 de julio de 1937 por resolución presidencial se dio posesión de 1 mil 505 hectáreas de terreno para cultivo agrícola del rancho grande propiedad de un japonés apellidado Yamada a un pequeño grupo de 21 solicitantes de tierra venidos principalmente del entonces territorio sur de la Baja California para fundar este ejido".

Entre las familias fundadoras se tiene que las primeras en desmontar tierras y edificar sus hogares fueron la de don José María Cordero, Contreras Agúndez, de don Alfonso de la Tova, de don Ramón Núñez, Verdugo, Ceceña Castillo, familia de don Beto Gonzáles, de don Margarito Cota, la familia García Valle y de don José Alvarado.

Para iniciar el cultivo de estas tierras se integró un grupo colectivo donde se nombraron como representantes del primer Comisariado Ejidal a don José María Agúndez Beltrán como presidente, don Ricardo García Verdugo como secretario y don José María Cordero Victorio como tesorero.

Posteriormente, se fueron sumando otros aspirantes a tierras entre los que se encontraban don Arcadio Valle, don José García, don Julián Gómez, don Miguel Rubalcaba, don Andrés Molina, don Candelario García, las familias Quirino, Luna, Figueroa, Cuevas, Cuento, Hernández, así como las familias Sandoval, Aguilar, Valenzuela, Castillo y Zavala.

"De todo el inicio del trabajo de estas tierras en forma colectiva, se programó fraccionar el Rancho Grande en parcelas de 20 hectáreas y como no alcazaba para todo los agrupados se tomó un excedente a este rancho al cual lo llamaron campos nuevos y así se integro este ejido con 87 ejidatarios, donde se contó con una parcela escolar en la zona donde en total se contó con mil 700 hectáreas", explicó.

El nombre del ejido, algo particular pues dijo que algunos residentes insistían en que se llamara Rancho Grande, pero al verse la comunidad un poco indecisa el ingeniero encargado del deslinde las tierras propuso que se llamara Jalapa por ser su tierra natal y fue así como se dio.

"Este importante reparto de tierras en el valle de Mexicali fue una bendición para todas las familias venidas de todos los rincones de nuestra patria con lo que sin duda cambió su estado de vida y hasta la fecha vivimos agradecidos al gran presidente General Lázaro Cárdenas del Río por el apoyo brindado al valle con el reparto de las tierras".

Cabe señalar que el primer poblado del ejido se asentó en la parcela 50, que correspondía a Víctor García Valle conocido como el popular "Toyano", pero ahora pertenece a Amador G. Saucedo.

Heredero del esfuerzo

Miguel Ruvalcaba Ramírez, de 87 años, del Estado de Jalisco llegó a estas tierras cachanillas el 28 de diciembre de 1937 tras atender el llamado de su padre, el señor Secundino Rubalcaba, quien dio indicaciones a su madre, la señora Justina Ramírez.

"Cuando nosotros llegamos estaba todo enmontado, no había agua y empezamos a trabajar para limpiar las tierras".

Por la vocación de las tierras en aquel entonces se convirtió en agricultor de algodón, dedicándose toda una vida a esta actividad y llegando a ser parte de la historia, pues ahora es reconocido como uno de los fundadores y en sus manos encallecidas se reflejan las décadas dedicadas a la agricultura.